viernes, 18 de octubre de 2019

La vida eterna

Hoy comí los Malfattis de mi abuela, y se que son los mejores porque no tienen comparación, aunque la receta es de mi bisabuela.

Es más o menos así.
Ingredientes:
Espinaca: 1 atado
Harina: la cantidad necesaria, es a ojo
Huevo: 1
Sal
Pimienta negra
Queso rallado
Nuez moscada

Picar finamente la espinaca y mezclar todos los ingredientes. Agregarle la harina hasta obtener una pasta espesa. Poner una olla con agua, una vez que hierva, agregar la pasta con una cucharada de café, uno por uno. Cuando suben a la superficie retirarlos, mezclar con salsa de tomate y listo.

Pero cuando me senté en la mesa y probé uno de los Malfattis hice como un viaje en y tiempo, una regresión a un momento pasado, aproximadamente al 2008.

Resulta que estábamos comiendo en la casa de mi abuela en Rumipal y había hecho los famosos ñoquis de espinaca de mi bisabuela que, en esa época, ya había fallecido hacía muy poquito tiempo. Fue cremada y la teníamos en un tarrito.
Pero estando ahí sentadas con mi nona, vimos que el tarro con las cenizas se movía y empezó a salir el polvo de adentro, se formó un pequeño remolino y de repente… pum. Mi bisabuela estaba ahí. Viva.

Quedamos en shock.
Apenas reaccionamos nos pusimos a hacerle un cuestionario a mi abuela, le preguntamos tantas cosas, no entendíamos absolutamente nada.

Resulta que esa receta te daba el poder de la inmortalidad, toda persona que supiera hacerla y la realizara nunca iba a morir.
Nos contó una historia que es de muchas generaciones atrás, porque la receta no era de mi bisabuela, era de antes.

La abuela de mi bisabuela, Rosa, creó esta comida. Ella era muy bajita, entonces se paraba en una banqueta para llegar a la mesada, pero cuando se inspiró y empezó a realizar la mezcla de los ingredientes, puso los Malfattis en la olla y al instante se resbaló y se cayó.
Tuvo un golpe muy fuerte en la cabeza, su esposo era médico, le contó que estuvo muerta unos segundos y después su corazón empezó a palpitar de nuevo, pero estuvo desmayada 5 horas.
Rosa le contó a él que habló con una niña de piel muy pálida, un vestido blanco y una vincha del mismo color, era huérfana y le dijo que tenía hambre. Mi abuela, no sé aún cómo decirle, recordó que antes de su golpe estaba haciendo una nueva receta y decidió prepararle eso a la niña.

Después de media hora aproximadamente los ñoquis estaban listos. La pequeña los probó y le dijo que nunca había comido algo tan rico en su vida, que no era una huérfana y que era su ángel de la guarda y que esto lo hizo como una prueba de la gran persona que era.
Rosa estaba agonizando, y este ángel de la guarda hizo que ella pudiera volver a la vida por este buen gesto.
Luego despertó y el resto él ya lo sabe, la curó y siguió con su vida normal.

Después de esto Rosa nunca más murió pero se volvió loca, está en un manicomio porque alucina cosas, voces, personas. Por esto no le enseñó a nadie esta receta, pero mi bisabuela la encontró cuando se la llevaron al manicomio y aprendió a hacerla, luego se la enseñó a mi abuela.
El esposo de Rosa le contó esta historia cuando era niña, pero mi bisa no le creyó y aprendió a hacerla igual y encima la pasó a otra generación.

Después de que mi bisabuela le contara esto a mi abuela le dio un ataque de pánico, le parecía que más que algo mágico era una maldición.
Pensó por días cómo hacer para deshacerse de esa horrible receta, pero todos amaban los Malfattis, no quería perderla. Hasta que se le ocurrió agregarle un ingrediente para que no sea igual a la receta de otras generaciones.
Decidió agregarle carne, quedaba mucho más rico y mejor acompañado.

Al perderse la receta original mis otras abuelas fallecieron, pero por suerte la de Rumipal no.
Ahora disfruto todos los sábados los perfectos ñoquis de mi familia, valen la pena.

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